UNA VISIÓN HUMANISTA DE LA DIVERSIDAD”
Cultura
y desarrollo son dos palabras que no siempre han ido unidas, ni se han
trabajado en el mismo contexto. Sin embargo, en los últimos años encontramos
nuevos elementos, instrumentos e ideas que promueven una cada vez mayor
atención hacia esta pareja de conceptos.
El
desarrollo humano ha ido construyendo sus propios relatos. Desde que en 1990 el
Informe de Desarrollo Humano del PNUD introdujo el IDH (Índice de desarrollo
Humano) han ido apareciendo ideas que cohesionan su discurso y figuran su
actuación. Ideas que recogen las modificaciones del paisaje cognitivo pero que
también tienen en cuenta los logros sociales que se van convirtiendo en
referentes imprescindibles, en horizontes de comprensión de .la vida social.
La afirmación de los derechos civiles y de la ciudadanía, la recreación de la democracia, las ganancias obtenidas por los movimientos feministas o en general por las luchas de las minorías, la conformación de sociedades multiculturales, son todos hitos que intervienen en la construcción de los nuevos relatos del desarrollo.
La afirmación de los derechos civiles y de la ciudadanía, la recreación de la democracia, las ganancias obtenidas por los movimientos feministas o en general por las luchas de las minorías, la conformación de sociedades multiculturales, son todos hitos que intervienen en la construcción de los nuevos relatos del desarrollo.
El desarrollo humano hace referencia al nivel de bienestar que posee una persona, dentro de una comunidad, ciudad, país, etc. No prioritariamente en lo económico sino en todos aquellos factores que son realmente fundamentales para una vida digna y satisfactoria como lo son salud, vivienda, Educación, Seguridad y sin ningún tipo de discriminación, ya sea racial, por estatus social, cultura, religión, partido político.
Un
primer relato que atraviesa a las imágenes contemporáneas del desarrollo humano
es sin duda el de la pobreza. Durante décadas los modelos de desarrollo han
buscado enfrentarla y aunque han variado algunas de sus condiciones no se ha
disminuido su presión, particularmente en los países del denominado Tercer
Mundo. En el informe de 1997, dedicado precisamente al tema, se insistió en el
carácter multidimensional de la pobreza que no se reduce a la ausencia de
ingresos económicos o a las dificultades para cubrir las necesidades mínimas
sino que se extiende a otras dimensiones de la vida humana: a las dificultades
de presencia en la vida publica y la nula participación en las decisiones
sociales, a las barreras para un acceso a educación de calidad y a la
persistencia dentro de los ciclos normales de formación, al desconocimiento de
los valores culturales , entre otros. Progresivamente se ha sacado el concepto
de desarrollo de la esfera de la economía aumentándose la relevancia de otras
áreas de la vida humana, como, por ejemplo, la cultura.
El desarrollo humano ocupa la escena y lo hace desde las orillas más opuestas: unas veces desde las teorías psicológicas que buscan explicar la ontogenia y otras desde los manuales de superación que se solazan en vulgarizar aparentes caminos de autorrealización. Está presente en elaborados informes de las Naciones Unidas, en donde el concepto de desarrollo humano es observado a través de indicadores nacionales o en las teorías económicas y sociales más contemporáneas que discuten, por ejemplo, la importancia de la conformación de capital social.
El desarrollo recibe un aporte muy importante de las culturas urbanas y juveniles que con gran fuerza promueven formas de vida, imaginarios, sistemas de interacción social. Y también de las industrias culturales que participan en la construcción de las identidades sociales tanto como la promoción de un tejido consistente de producción simbólica y apropiación cultural. En ellas se representan imágenes del propio desarrollo, se escenifican dramaturgias de la modernización, se movilizan aspiraciones y demandas colectivas de amplios sectores de la sociedad. Son textos imprescindibles para los intérpretes y los diseñadores del desarrollo económico y social en nuestros países.
Por
otra parte, en los últimos tiempos la cultura ha comenzado a redefinir
paulatinamente su papel frente a la economía y al desarrollo. Poco se duda ya
acerca de su importancia como inductora de desarrollo y cohesión social, de su
relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural, la integración de
comunidades minoritarias, los procesos de igualdad de género y la problemática
de las comunidades
En las
últimas décadas se ha profundizado sobre el concepto de desarrollo, incluyendo
en él no sólo indicadores como el crecimiento económico o la producción, sino
también incorporando factores considerados en la actualidad indispensables para
el pleno desarrollo, un desarrollo no lineal, sino concebido como un proceso
complejo en el que interactúan diversos campos y características. El concepto
de Desarrollo Humano, promovido a nivel internacional por parte del PNUD
(Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) y Amartya Sen, incluyó la
educación o la sanidad como factores clave en el desarrollo humano, que se
define como la ampliación de las capacidades de cada persona y sitúa, de este
modo, a la persona en el centro de la propia acción del desarrollo.
CONCLUYO DICIENDO
“Creo
que la preocupación técnica central de la teoría del desarrollo será como crear
en las personas una valoración del hecho de que muchos mundos son posibles, que
el significado y la realidad son creados y no descubiertos, que la negociación
es el arte de construir nuevos significados con los cuales los individuos
puedan regular las relaciones entre sí”.
Cuando
el desarrollo se medía en términos de acumulación material, la relación entre
cultura y desarrollo era puramente instrumental. Una determinada cultura valía
en función de su capacidad para generar desarrollo económico. Por tanto, la
conclusión obvia era que la cultura occidental era superior a las demás.
La
cultura empieza a verse como “el conjunto de los rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una
sociedad o a un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras,
los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de
valores, las tradiciones y las creencias.”
· Reflexionar
sobre las relaciones entre cultura y desarrollo humano.
· Analizar
la cooperación al desarrollo desde la perspectiva de su adecuación cultural.
· Proponer
líneas de actuación al trabajo de cooperación al desarrollo impulsado desde que
tengan en cuenta las variables culturales.
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